Las 3 principales problemáticas de los agricultores de frutas y hortalizas frescas en México
La producción de frutas y hortalizas es una actividad de alto riesgo porque son muchos los factores desde la siembra hasta la venta que pueden afectar al rendimiento final, que es uno de los dos componentes que se deben conjugar para obtener buen retorno sobre la inversión, siendo el otro factor lograr un buen precio de venta.
Tanto si no se tiene un buen rendimiento como si no se tiene un buen precio, será difícil que la inversión retorne; sin embargo, las cadenas de producción y comercialización de frutas y hortalizas son complejas, lo que quiere decir que son muchos los problemas que agricultores y distribuidores pueden llegar a afrontar.
Además, muchos agricultores son expertos en la parte de producción, pero se enfrentan con enormes dificultades para poder comercializar sus productos, que es cuando recurren a terceros, desafortunadamente no siempre con resultados positivos, lo que los ha llevado a presentar gran desconfianza a la hora de enviar sus productos, sin embargo, es un riesgo que tarde o temprano tienen que tomar.
Incluso hay que ser conscientes de que conseguir comprador y enviarle el producto no es garantía de que en algunos meses se vaya a tener el pago, porque se trata de productos perecederos que pueden ver afectada su calidad si las condiciones de transporte no son las óptimas o si se retrasa el tiempo de entrega.
En este sentido, tres de las grandes problemáticas que tienen los agricultores en México a la hora de comercializar sus productos agrícolas son:
1) Largos plazos de pago
A los agricultores no les basta con llegar al momento de la cosecha para ver su dinero de vuelta, porque normalmente los compradores pagan a 30 o 60 días, tanto para mercado nacional como para exportación, lo que quiere decir que se debe tener una buena base financiera para resistir durante ese período de espera.
Es decir, al final de cuentas el producto ya se ha enviado, pero el pago todavía va a tardar en llegar, mientras que la operación agrícola no se detiene en ningún momento y hay que seguir pagando mano de obra, maquinaria, insumos, combustibles, servicios, etc., por lo que el riesgo de que los agricultores se queden sin flujo de efectivo para mantener la operación es elevado.
Incluso en algunas ocasiones hemos sabido de casos en los cuales el comprador puede retrasar todavía más el pago, en especial cuando se trata de compradores poco serios, siendo este un gran problema para el vendedor, que ya contempla ese dinero para hacer diversos pagos.
2) Falta de flujo de efectivo
Todos en el sector agrícola sabemos que es posible quedarse sin flujo de efectivo cuando se llega al momento de la cosecha, en especial cuando la cosecha va comenzando y los compradores aún no realizan los pagos de los primeros envíos.
También sabemos que la cosecha es el momento de la temporada más crítico, cuando más mano de obra se requiere, cuando más fertilizante se utiliza y cuando más plaguicidas se aplican, y el riego no puede fallar en ningún momento, además de que han aumentado los costos de los energéticos (gasolina o electricidad) con los que la maquinaria, los vehículos y los sistemas de riego funcionan; también se puede descomponer la maquinaria y el desembolso para reparaciones suele ser fuerte.
Estos son solo algunos ejemplos de situaciones que podrían limitar la disponibilidad de efectivo de un agricultor, y que en caso de suceder podrían forzarlo a buscar dinero hasta debajo de las piedras.
3) Inseguridad en las transacciones
Muchos conocemos la historia de un agricultor o comercializador mexicano que perdió algunas cargas debido a que su comprador se desapareció una vez que le llegó el producto. Esta historia aplica tanto para mercado nacional como para exportación, aunque claro, es mucho más común cuando se trata de exportación (porque todavía sucede), debido a que estamos hablando de un país distinto, con legislación e idioma distintos, lo que hace muy complicado para los vendedores realizar algún reclamo.
Sin embargo, muchos agricultores todavía optan por arriesgarse, lo que hace que sigan existiendo casos en los cuales no obtienen el pago pactado previamente, o donde les pagan por una calidad menor a la recibida, por mencionar solo algunas situaciones que siguen siendo comunes.
Pero hay que entender que cuando un agricultor se arriesga con un comprador desconocido es porque se le acabó el tiempo para comercializar su producto, lo que podría indicar una falta de planeación para la comercialización o que el comprador que ya tenía simplemente no pudo seguir adelante con la transacción.
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